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Filohelenismo // Φιλελληνισμός

Ideas de Hipócrates

Ideas de Hipócrates

Considerado como el padre de la medicina, Hipócrates, natural de la isla de Cos, vivió entre los siglos V y IV a.C. Fue todo un médico ejemplar, y entre sus labores más destacadas hay que decir que desterró la peste que asolaba Atenas a comienzos de la Guerra del Peloponeso. Muy célebre llegó a ser entre los griegos por su eficacia y buen trabajo, aunque él mismo reconoce, dejando constancia por escrito, alguno de sus errores. Dejándolo registrado podía evitar que otros médicos, en el futuro, volvieran a cometer un mismo error.

Consideraba que en el cuerpo humano fluían unos humores líquidos, cuyo desequilibrio era el origen de las enfermedades y dolencias humanas (la sangre, la flema, la bilis amarilla y la bilis negra, o melancolía). Esta teoría dominó el panorama científico durante siglos, aunque hoy ya está descartada.

Más allá de ser un excelente médico, fue una persona sencilla sin grandes ambiciones, con gran apego a su tierra. El rey Artajerjes le ofreció reiteradamente que prestase servicio en su corte a cambio de grandes sumas y beneficios. Hipócrates se negaba, no quería trabajar con extraños, sino servir a su patria. Artajerjes quiso que le entregaran a Hipócrates, pero la ciudad se negó.

Hipócrates es el autor, claro, del Juramento Hipócratico: ese juramento que aún deben pronunciar y guardar los titulados de Medicina de nuestros días. Es bastante probable que en más de una consulta médica nos encontremos sus dictados sobre la pared:

  1. Juro por Apolo Médico, Esculapio, Higea, Panacea y demás dioses y diosas, puestos por testigos, cumplir, en todo cuanto yo pueda y sepa, este es mi juramento verbal y escrito.
  2. Consideraré ante todo a mi maestro en el Arte como a mis propios padres; haré vida común con él; le daré lo que me pidiere; tendré a sus hijos varones por hermanos y les enseñaré el Arte, si desearen aprenderlo, instruyéndoles sin remuneración alguna inmediata ni ulterior; transmitiré, además, las enseñanzas escritas y orales y todas las restantes, no sólo a mis hijos y a los de mis maestro, sino también a los alumnos matriculados y juramentados según regla médica; pero a nadie más.
  3. Para el tratamiento me inspiraré en el bien de los enfermos, en lo que yo pueda y sepa; jamás en daño suyo ni con mala intención.
  4. A nadie que me pidiere mortífero veneno se lo daré; ni aconsejaré su uso; tampoco administraré abortivo a mujer alguna.
  5. Pura y santamente viviré y ejerceré mi arte.
  6. No cortaré (tallaré, mutilaré), ni tan siquiera, por cierto, a los calculosos, dejando este negocio a menestrales de oficio.
  7. En cuantas casas yo entrare, harélo para el bien de los enfermos, absteniéndome de caer en injusticia involuntaria y corrupción, por ningún concepto ni por actos libidinosos con mujeres o con hombres, así libres como esclavos. 
  8. Lo que acaso en el ejercicio de la profesión, y aún fuera de ésta, viere u oyera acerca de la vida de las personas, y que no deba alguna vez ser revelado, callaré, considerándolo secreto.
  9. Ahora bien; si cumplo este mi juramento en toda su integridad, válgame ello para gozar de la vida, y alcanzar, como médico, perpetua celebración en la memoria de los hombres; más, al transgresor y perjuro, avéngale lo contrario.

Según parece, a Hipócrates le fue muy bien: recogió el fruto de su saber y puso en práctica sus conocimientos sobre la salud y la vida. Vivió más de cien años, sano de cuerpo y mente, una longevidad bastante inusual para su época.

A continuación veremos algunas de sus ideas:

"Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina."

"Ni la sociedad, ni el hombre, ni ninguna otra cosa deben sobrepasar para ser buenos los límites establecidos por la naturaleza."

"Hay una circulación común, una respiración común. Todas las cosas están relacionadas."

"Los jóvenes de hoy no parecen tener respeto alguno por el pasado ni esperanza ninguna para lo porvenir."

"La guerra es la mejor escuela del cirujano."

"La naturaleza obra sin maestros."

"Las fuerzas naturales que se encuentran dentro de nosotros son las que verdaderamente curan las enfermedades."

"El vino es una cosa maravillosamente apropiada para el hombre si, en tanto en la salud como en la enfermedad, se administra con tino y justa medida."

"La vida es breve, el arte largo, la ocasión fugaz, el experimento peligroso, el juicio difícil".

1 comentario

amse -

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