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Filohelenismo // Φιλελληνισμός

El gato inteligente

El gato inteligente

Érase una vez un gato muy inteligente que vivía en una casa. Pero el dueño del gato no tenía trabajo y estaba muy apenado. Así que un día el gato le dijo:

- ¿Sabes lo que he pensado, dueño? Voy a ir a pedirle al rey que su hija se case contigo.

El dueño, a pesar de que se hallaba afligido, se rio y le dijo bromeando:

- ¡No vas a ir! ¡Haz lo que quieras, gato!

Entonces el gato se puso en camino y fue a ver al rey.

En el camino por el que iba se encontró con una bandada de perdices.

- ¿Adónde vas, gato, que incluso vas moviendo tu cola? - le preguntaron las perdices.

- Voy a solicitar la mano de la hija del rey, para que sea la esposa de mi dueño. Si queréis, venid conmigo. El rey tendrá en sus eras mucho trigo y podréis comer cuanto queráis.

Las palabras del gato gustaron a las perdices. Así que todas se reunieron y lo siguieron por detrás. Van más hacia abajo y se encuentran con un conjunto de liebres. Estas se detuvieron y preguntaron al gato:

- ¿Adónde vas, gato, que llevas a tantas perdices contigo?

- Voy a solicitar la mano de la hija del rey, para que sea la esposa de mi dueño. Si queréis, venid conmigo. Las huertas del rey estarán llenas de verduras y podréis comer cuanto queráis.

Y a las liebres gustaron las palabras del gato.

Se reunieron todas y le siguieron.

En cuanto llegaron al palacio del rey, el gato entra dentro y pide la mano de la princesa para su dueño.

Como el rey vio a tantas perdices y a tantas liebres, pensó lo siguiente para sí: "Este debe de ser alguien rico, puesto que tiene tantas liebres y tantas perdices".

 Y le dijo al gato:

- Ve, gato, y dile a tu dueño que venga a tomar a mi hija como esposa.

Enseguida se marcha el gato contento y va adonde está su dueño:

- Prepárate, dueño, rápido. Te están esperando en palacio.

Se fue el dueño al palacio. Y una vez que el rey vio que era tan buen muchacho, le entregó a la princesa como su esposa, y vivieron bien, y el gato aún mejor.


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